Wüinka – San Martín


La ciencia es un cuento…
16 marzo 2010, 7:07 am
Filed under: Cuentos de ciencia

A menudo se me ha hecho complicado explicar algunas cosas de la ciencias naturales, y entonces, me invento historias, aveces muy fantasiosas, para hacerme enteder. Muchas veces ha dado resultado y por eso hoy quiero compartir contigo este cuento en el que entretodos mis estudiantes tendrán que desenmascarar a sus personajes, y de paso, recordamos asi, de una manera diferente, las funciones de los organelos…

Animate y comenta!

Sofía se levantó muy contenta y luego de bañarse para ir a la escuela, durante el desayuno le contó a su madre el sueño que tuvo esa madrugada.

“Era un lugar gelatinoso por el que podía caminar. Me sentía poderosa por que veía todo a través de las paredes de esa gran casa mágica. Lo más curioso fueron los habitantes de esa casa mágica.

Había un tipo muy serio y dedicado, tenía el cabello ensortijado, así como los moños que tú me haces a veces. Y quise preguntarle algo, pero no me prestó atención. Estaba encerrado en una gran capa porosa de la que salían muchos cubos con letras. U, C, G, T y era raro pero nunca salía la A.

Cuando me doy la vuelta, me encuentro con un laberinto que empecé a recorrer hasta llegar a la gran pared de la casa mágica. En el laberinto a veces me encontraba con algunas cosas que parecían sanduches o doble tortas, y donde también encontraba los cubos con letras. Yo seguía caminando, a veces sin dificultad pues no habían dobles tortas ni letras por ahí.

Al salir del laberinto pude ver una luz que me llamó la atención y me acerqué. Quise tocarlo pero estaba como eléctrico. Algo interesante sucedía allí porque sonaba como cuando suenan los cables en los postes de electricidad de la esquina. Quise ser cautelosa y me fui de inmediato de ese calido lugar.

Que lugar más extraño. Pude ver en una bolsa grande llena de agua, pedacitos de dulces precisamente los que me gustan: ¡bubalú de mora! Y si no eran ideas mías, puedo jurar que habían algunas semillas. Pareciera que se iba a reventar. Que susto!

Otra rara maquinita. Esta no era caliente pero me asustaba porque era como una licuadora. Aquí llegó un pedacito de mi dulce preferido y se hizo muy pequeñito, más de lo que era. Me salí enseguida antes de que me hiciera pedacitos a mí!

Pude observar un lugar pequeño lleno de saquitos donde llegaban los bloques que se formaban en el laberinto y lo espectacular que vi fue que cuando llegaban aquí se movían más como si se les diera vida. Y de aquí se iban a otros lugares fuera de él. Yo pude agarrarme a uno de ellos y de un solo golpe me lanzó fuera de la casa mágica”…